Tanto se ha dicho y escrito sobre las famosas pirámides como DRFE o seudopirámides como DMG o la mas reciente megapirámide, la del señor Madoof, la de US $50.000 Millones, la que vino a demostrar dos cosas: primero que los incautos no solo están en los países del primer mundo y segundo; que definitivamente la ambición desmedida y la actitud de conseguir dinero de manera fácil, no es tampoco patrimonio exclusivo de los países tercermundistas, o con historia de narcotráfico como Colombia, que diríamos que no paga la pena seguir derramando tinta y labia sobre este tema. Sin embargo al tratar de entender desde un punto de vista estrictamente humano y social, el comportamiento de muchos de los que desafortunadamente cayeron en las pirámides, es innegable que su precaria situación socioeconómica y las casi inexistentes posibilidades de una mejoría, los llevaron a meterse en una aventura, de la cual estoy seguro muchos, por sus escaso conocimiento de los teje manejes financieros, desconocían el riesgo al que se estaban sometiendo, a diferencia de otros que con conocimiento de causa se arriesgaron, ya que a ellos no los movía salir de la pobreza o la miseria, sino de mejorar aún mas su estatus.
Mientras los primeros pagaron muy duro la aventura, ya que no solo se hundieron mas en el fango de la miseria y quedaron estigmatizados como, giles, ambiciosos e inescrupulosos, los segundos, verán mermadas sus riquezas pero muy seguramente podrán recuperarlas en un futuro no muy lejano, pues la sociedad actual esta diseñada para que en las crisis los que pierdan siempre sean los pobres.
Pero la pregunta que me hago es: ¿no existe cierto parecido entre el negocio de las pirámides financieras y el negocio de ciertas sectas religiosas? Yo me atrevería a decir que mas que un cierto parecido, en el fondo ciertas sectas religiosas han degenerado en verdaderas empresas captadoras de dinero, que amparadas en el derecho constitucional de la libre expresión y libertad de culto, hoy en día cuentan con millones de cautivos fieles que “voluntariamente” tributan a sus iglesias (léase a sus “pastores”), los denominados diezmos.
Si tratáramos de establecer que es lo que motiva a un gran numero de personas a ingresar a estas ya no tan nuevas sectas religiosas, no es difícil concluir que la motivación esta originada en la búsqueda de una solución “divina” a los males terrenales que los aquejan y que para la mayoría son originados por su pobreza y abandono social.
Mientras las pirámides tipo DRFE, crecieron bajo ofrecimiento de desproporcionados rendimientos financieros, y el gancho eran los que entraban de primeros y efectivamente recibían jugosos dividendos, lo que los convertía en multiplicadores gratuitos del negocio, en las sectas religiosas se acude a espectaculares actos llenos de luz, sonido y discursos cargados de dramaturgia que llevan a los espectadores al éxtasis y a la entrega total, actos que por lo regular llegan a su clímax cuando supuestos fieles dan testimonio de los milagros que han recibido de las prodigiosas manos del pastor, que cual profeta escogido por Dios les recuerda que la fe sin dinero no opera y que es imprescindible que se despojen del vil dinero y se lo entreguen a la iglesia para que de esta manera puedan ser beneficiarios como los testigos presentes de los favores “divinos”.
Y es así con este tipo de engaños como van creciendo las pirámides religiosas, las cuales abren sedes en cuanto local haya disponible en la ciudad y en el campo, tienen emisoras y canales de televisión propias, arriendan estadios para promocionar eventos donde se harán milagros al por mayor y con entrada gratuita, todo esto bajo la mirada impotente de un estado que al no poder resolver los problemas básicos de una gran parte de la sociedad, se contenta con que dicha solución quede en las manos de Dios, a través de unos “pastores” que como David Murcia, cada día ven llenarse más y más sus arcas con ese “vil” dinero que tanto “daño’ hace a sus fieles, pero que a ellos los hace inmensamente felices. Y mientras tanto sus fieles seguirán esperando como borregos ese milagrito que los saque de la miseria, pues en medio de su ignorancia y desesperación no reconocen que se han metido en una pirámide, que a diferencia de las otras el robo es gota a gota y los dividendos son responsabilidad de Dios, pues sus “pastores” solo son sus humildes, desinteresados y abnegados intermediarios.
lunes, 29 de diciembre de 2008
miércoles, 17 de diciembre de 2008
TOROS: TORTURA PARA ANIMALES Y PARA HUMANOS NO TAUROFILOS
Colombia dentro de las cosas que lo diferencia en el panorama internacional, es de los pocos países en el que aún unos cuantos disfrutan con el legendario “arte” de torturar animales, al calor de óles, manzanillas y un fervor embriagador que contagia a un reducido grupo de selectos personajes. Personajes para los cuales es cuestión de status e independientemente de que diferencien una chicolina de una manolina, o que es un tercio de banderillas, un llamado de atención de la flamante presidencia etc. lo que cuenta es que hay que ir para que los vean, pues seguramente el tema de conversación en los clubes de elite es como estuvo la corrida del día anterior, y por supuesto quien no haya ido y se haya dejado ver corre el riesgo de caer en desagracia. Es por esto que como un ritual acuden sin falta los aficionados a esto que denominan “arte” y que en el fondo no es más que una muestra innecesaria del poder que la raza humana tiene sobre las otras especies, de las cuales viene aprovechándose y eliminando gracias a lo que llamamos inteligencia, pero en verdad pienso que en el fondo mas que un alarde de poder sobre los toros, las corridas son uno mas de los escenarios en que algunos individuos de la sociedad quieren mostrar su poder y su diferencia frente al resto de nosotros los humanos, pues una mirada rápida nos muestra que esta es una afición costosa y que solo los privilegiados de la sociedad pueden costearse.
Colombia es un país de cerca de cuarenta y dos millones de personas, las pomposamente ferias taurinas se desarrollan principalmente en Bogota, Cali, Medellín y Manizales, en las demás ciudades se hacen eventos taurinos de menor categoría y esporádicamente. Cuantos pueden ser los aficionados a este “arte”?. Con temor a equivocarme por sobreestimación, no creo que superen los doscientos mil en todo el país, eso representa cera del 0,48% del total de la población colombiana, y cuando digo aficionados me refiero a aquellos de gorra, poncho, bota y una bonita acompañante que disponen de $10.000.000 o mas para gastarse en las ferias de estas ciudades que empiezan en Bogota y terminan allí mismo a mediados de enero. Porque aficionado que se respete no debe ni puede contentarse con ir solo a la de su ciudad, hay que ir a las demás ferias para poder hablar con propiedad en las Tascas, es por esto que se podría pensar que los aficionados son un millón, pero la verdad es que son los mismos que van pasando de feria en feria, de ciudad en ciudad, al fin y al cabo el calendario se diseña para época de navidad y vacaciones, aunque la verdad sea dicha a estos aficionados no le mortificaría que fuese en cualquier época, ya que su amor al “arte” y su bolsillo están siempre disponibles.
Bueno pero independiente del tema social y el del respeto por los animales, lo que a mi me fastidia enormemente es que a los que no nos gusta este “arte”, los medios de comunicación nos quieren obligar a que lo vivamos a través de los programas de radio y televisión. Si uno trata de escuchar radio un día de feria taurina se encuentra con que las cadenas radiales están dedicadas a transmitir en vivo y en directo este espectáculo degradante, que en vez de diferenciarnos de los animales nos pone por debajo, pues no conozco la primera especie animal que se divierta torturando frenéticamente otro espécimen para al final aniquilarlo y sacarlo a rastras bajo los gritos embriagados de os asistentes. Los animales salvajes, si matan pero para sobrevivir y solo cazan cuando sienten hambre y además cazan lo necesario y muchas especies lo hacen en grupos y al final nada se desperdicia, pues todo se aprovecha a diferencia de nosotros los humanos que nos damos el lujo de acabar con un animal solo porque nos parece un acto de valor de un hombre que se enfrenta a un toro, pero en un enfrentamiento desigual, pues el animal cuando ingresa a ruedo ya viene debilitado y en la arena lo espera no solo el guapo torero, sino su cuadrilla de banderilleros, picadores y demás asistentes que se encargan de “ablandar” al animal, para que al final nuestro héroe pueda hundirle la espada hasta el fondo y arrancar los, aplausos y hasta lagrimas de los frenéticos espectadores, que de esta manera sentirán que vale la pena gastarse unos buenos pesos en este espectáculos, que como lo dicen algunos de los versados comentaristas es el deporte de reyes.
Pues bien, si no es posible acabar con estas orgías de crueldad, yo si le pediría a los medios de comunicación que tengan respeto con ese 99.53% de colombianos que no nos gusta el bello “arte” de la tauromaquia y que si es que es tan importante para ellos mantener contentos a al 0,48% de colombianos ilustres que aman el “arte” de los toros, que dispongan de emisoras y canales de TV exclusivos, pues no hay derecho a que nos veamos obligados a prescindir programas habituales de noticias, opinión, cultura deportes, para darle paso este tipo de transmisiones. Yo los reto a que hagan una encuesta pero seria y objetiva de cual es el índice de sintonía de las corridas de toros y me aventuro a decir que muy seguramente es el mismo 0,47%, y que son los que están en la corrida con su radio pegado al oído, para entender de boca de un “ilustrado” la faena gloriosa que esta ejecutando un valiente hombre vestido de luces, faena que consiste en acabar con la miserable vida de un animal que su único pecado es no haber sido un animal humano.
Colombia es un país de cerca de cuarenta y dos millones de personas, las pomposamente ferias taurinas se desarrollan principalmente en Bogota, Cali, Medellín y Manizales, en las demás ciudades se hacen eventos taurinos de menor categoría y esporádicamente. Cuantos pueden ser los aficionados a este “arte”?. Con temor a equivocarme por sobreestimación, no creo que superen los doscientos mil en todo el país, eso representa cera del 0,48% del total de la población colombiana, y cuando digo aficionados me refiero a aquellos de gorra, poncho, bota y una bonita acompañante que disponen de $10.000.000 o mas para gastarse en las ferias de estas ciudades que empiezan en Bogota y terminan allí mismo a mediados de enero. Porque aficionado que se respete no debe ni puede contentarse con ir solo a la de su ciudad, hay que ir a las demás ferias para poder hablar con propiedad en las Tascas, es por esto que se podría pensar que los aficionados son un millón, pero la verdad es que son los mismos que van pasando de feria en feria, de ciudad en ciudad, al fin y al cabo el calendario se diseña para época de navidad y vacaciones, aunque la verdad sea dicha a estos aficionados no le mortificaría que fuese en cualquier época, ya que su amor al “arte” y su bolsillo están siempre disponibles.
Bueno pero independiente del tema social y el del respeto por los animales, lo que a mi me fastidia enormemente es que a los que no nos gusta este “arte”, los medios de comunicación nos quieren obligar a que lo vivamos a través de los programas de radio y televisión. Si uno trata de escuchar radio un día de feria taurina se encuentra con que las cadenas radiales están dedicadas a transmitir en vivo y en directo este espectáculo degradante, que en vez de diferenciarnos de los animales nos pone por debajo, pues no conozco la primera especie animal que se divierta torturando frenéticamente otro espécimen para al final aniquilarlo y sacarlo a rastras bajo los gritos embriagados de os asistentes. Los animales salvajes, si matan pero para sobrevivir y solo cazan cuando sienten hambre y además cazan lo necesario y muchas especies lo hacen en grupos y al final nada se desperdicia, pues todo se aprovecha a diferencia de nosotros los humanos que nos damos el lujo de acabar con un animal solo porque nos parece un acto de valor de un hombre que se enfrenta a un toro, pero en un enfrentamiento desigual, pues el animal cuando ingresa a ruedo ya viene debilitado y en la arena lo espera no solo el guapo torero, sino su cuadrilla de banderilleros, picadores y demás asistentes que se encargan de “ablandar” al animal, para que al final nuestro héroe pueda hundirle la espada hasta el fondo y arrancar los, aplausos y hasta lagrimas de los frenéticos espectadores, que de esta manera sentirán que vale la pena gastarse unos buenos pesos en este espectáculos, que como lo dicen algunos de los versados comentaristas es el deporte de reyes.
Pues bien, si no es posible acabar con estas orgías de crueldad, yo si le pediría a los medios de comunicación que tengan respeto con ese 99.53% de colombianos que no nos gusta el bello “arte” de la tauromaquia y que si es que es tan importante para ellos mantener contentos a al 0,48% de colombianos ilustres que aman el “arte” de los toros, que dispongan de emisoras y canales de TV exclusivos, pues no hay derecho a que nos veamos obligados a prescindir programas habituales de noticias, opinión, cultura deportes, para darle paso este tipo de transmisiones. Yo los reto a que hagan una encuesta pero seria y objetiva de cual es el índice de sintonía de las corridas de toros y me aventuro a decir que muy seguramente es el mismo 0,47%, y que son los que están en la corrida con su radio pegado al oído, para entender de boca de un “ilustrado” la faena gloriosa que esta ejecutando un valiente hombre vestido de luces, faena que consiste en acabar con la miserable vida de un animal que su único pecado es no haber sido un animal humano.
martes, 16 de diciembre de 2008
Saludo
A partir de hoy y desde este espacio me propongo compartir con ustedes mis criticas, observaciones y preocupaciones de todo lo que pasa en este pais en que vivo.
Saludos futuros amigos
Saludos futuros amigos
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